viernes, 21 de febrero de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS

DEL PAPA FRANCISCO

En su habitual homilía de la Misa que presidió este viernes en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco dijo: una fe sin fruto no es una fe verdadera, y explicó que quienes caen en la ideología, son como los demonios que conocen la doctrina pero en realidad no tienen fe.
El mundo está lleno de cristianos que recitan mucho las palabras del Credo y las ponen muy poco en práctica. O de eruditos que encasillan la teología en una serie de posibilidades, sin que tal sabiduría tenga después reflejos concretos en la vida. El Papa Francisco dijo que la afirmación del apóstol Santiago es clara "la fe sin el fruto en la vida, una fe que no da fruto en las obras, no es fe".
"También nosotros nos equivocamos a veces sobre esto: 'Pero yo tengo mucha fe', escuchamos decir. 'Yo creo todo, todo...' Y quizá esta persona que dice eso tiene una vida tibia, débil. Su fe es como una teoría, pero no está viva en su vida”, subrayó.
“El apóstol Santiago, cuando habla de fe, habla precisamente de la doctrina, de lo que es el contenido de la fe. Pero ustedes pueden conocer todos los mandamientos, todas las profecías, todas las verdades de fe, pero si esto no se pone en práctica, no va a las obras, no sirve. Podemos recitar el Credo teóricamente, también sin fe, y hay tantas personas que lo hacen así. ¡También los demonios! Los demonios conocen bien lo que se dice en el Credo y saben que es verdad".
El Papa Francisco se refirió también a la afirmación de Santiago: "¿Tú crees que hay un solo Dios?" y respondió: “Haces bien; también los demonios lo creen y tiemblan". La diferencia -explicó- es que los demonios "no tienen fe", porque "tener fe no es tener un conocimiento", sino "recibir el mensaje de Dios" traído por Cristo.
El Pontífice precisó que en el Evangelio se encuentran dos signos reveladores de quien "sabe lo que se debe creer pero no tiene fe". El primer signo, ha indicado, es la "casuística" representada por aquellos que preguntaban a Jesús si era lícito pagar las tasas o cuál de los siete hermanos del marido debía casarse con la mujer que había quedado viuda. El segundo signo es "la ideología".
"Los cristianos que piensan la fe como un sistema de ideas, ideológico: también en el tiempo de Jesús los había. El apóstol Juan dice de ellos que son el anticristo, los ideólogos de la fe, de cualquier signo que sean. ‘En aquel tiempo había gnósticos, pero había muchos... Y así, estos que caen en la casuística o estos que caen en la ideología son cristianos que conocen la doctrina pero sin fe, como los demonios. Con la diferencia que ellos tiemblan, estos no: viven tranquilos’”, indicó.
Por otro lado, el Papa recordó que en el Evangelio hay también ejemplos de personas que no conocen la doctrina pero tienen mucha fe". Al respecto ha citado el episodio de la Cananea, que con su fe llora la sanación de la hija víctima de una posesión, y la Samaritana que abre su corazón porque "ha encontrado no verdades abstractas" sino a "Jesucristo".
Así como también el ciego curado por Jesús y que por esto es interrogado por fariseos y doctores de la ley hasta que se arrodilla con sencillez y adora a quien lo ha sanado. Tres personas de las que habla el Papa Francisco, "que demuestran como fe y testimonio son indisolubles".
Por último, el Papa Francisco señaló que "la fe lleva siempre al testimonio. La fe es un encuentro con Jesucristo, con Dios, y de allí nace y te lleva al testimonio. Y esto que el apóstol quiere decir: una fe sin obras, una fe que no te implique, que no te lleve al testimonio, no es fe. Son palabras y nada más que palabras".
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jueves, 20 de febrero de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS

COMENTARIO A LA LECTURA BREVE 
DE VÍSPERAS DEL JUEVES



"Amaos, pues, con intensidad y 
muy cordialmente unos a otros" 
(1 Pe 1, 22-23)

El amor a la gente es una fuerza espiritual que facilita el encuentro pleno con Dios hasta el punto de que quien no ama al hermano «camina en las tinieblas» (1 Jn 2,11), «permanece en la muerte» (1 Jn 3,14) y «no ha conocido a Dios» (1 Jn 4,8). 

Benedicto XVI ha dicho que «cerrar los ojos ante el prójimo nos convierte también en ciegos ante Dios»,[209] y que el amor es en el fondo la única luz que «ilumina constantemente a un mundo oscuro y nos da la fuerza para vivir y actuar»[210]

Por lo tanto, cuando vivimos la mística de acercarnos a los demás y de buscar su bien, ampliamos nuestro interior para recibir los más hermosos regalos del Señor. 

Cada vez que nos encontramos con un ser humano en el amor, quedamos capacitados para descubrir algo nuevo de Dios. 

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http://www.youtube.com/watch?v=LHc31V5P-TQ

miércoles, 19 de febrero de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS

LA PACIENCIA TODO LO ALCANZA


Tuve que acercarme hasta la Oficina de Correos, a recoger un paquete. Lo hice en coche. Llovía ligeramente. Aparqué el coche en doble fila. Puse las luces de situación y entré en las oficinas con los papeles en la mano.

Había una pequeña fila esperando a este lado del mostrador. Yo hacia el número quinto. Al otro lado del mostrador una joven dependiente de Correos. En ese momento, atendía a un chico joven que se prolongó en exceso.

Mientras, los otros cuatro que estábamos esperando a este lado del mostrador, nos íbamos poniendo un poco nerviosos. La espera se iba haciendo larga. Aunque el nerviosismo llegaba, sobre todo, porque en la misma oficina, estaban otros tres dependientes de Correos, que daba la impresión de estar gastando el tiempo.

Hablaban, hablaban, hablaban. Pero ni  una palabra de ánimo para los sufridos clientes que esperábamos nos tocase el turno. En un momento dado, el que se encontraba delante de mí, un chico joven, se movía nervioso de un lado para otro.

Y sin más, dirigiéndose a mí, me dijo: “Ni se enteran. He ahí a tres personas  impasibles a nuestro tiempo.  Así nos luce el pelo. No me extraña que vayan mal las cosas”. Se volvió sobre sus pasos. Yo asentí con la cabeza y pensé: “algo no funciona bien en este momento”.

Al final, me tocó el turno. La joven dependiente de Correos me atendió muy amble. Hasta me rellenó unos datos que me faltaban de escribir en el resguardo. Me entregó el paquete con una sonrisa y me deseó un buen día.

¡¡¡Paciencia, paciencia, paciencia!!! La paciencia todo lo alcanza.


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martes, 18 de febrero de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS

¡¡¡ QUE EN PAZ DESCANSEN !!!


Esta mañana, cumpliendo con mi deber de sacerdote y también movido por la amistad, he ido a rezar un responso por el abuelo Agustín. Abuelo paterno de dos hermanos que tocan el órgano en nuestra Parroquia de Santa Teresa de Jesús.

Me habían dicho que el difunto se encontraba en el Tanatorio San Alberto. Hasta allí me acerqué, andando, poco a poco, desde la casa de una de mis hermanas. Aprovechaba así para caminar cosa que me recomiendan los médicos.

Al fijarme en el tablón de defunciones del Tanatorio, observé que no aparecía ningún difunto con el nombre de Agustín. Pensé que habría entendido mal y me dirigí, también andando, hasta el Tanatorio de Irache.

Tampoco estaba el difunto en este Tanatorio. Pregunté para cerciorarme y me dijeron que no. Insistí: ¿Estará en Burlada? Me aseguraron que no.

Salí un tanto desorientado. Inmediatamente le puse un WhatsApp a Alberto, uno de los nietos, para preguntar. Me dijo que no sabía. Más tarde, me informó que estaría en el Tanatorio de San Alberto, a partir de las cuatro de la tarde.

Le contesté que rezaría por su abuelo y que ya no podía acercarme. También le dije que hoy, hace diez seis años, moría mi padre en el Hospital Virgen del Camino. ¡Qué en paz descansen!


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lunes, 17 de febrero de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS

CRECER PARA ADENTRO


Necesito más sugerencias. Sugerencias que sean claras, posibles y aleccionadoras. Ya sé que no es fácil lo que pido, pero debo insistir. Unos días más y saldrán nuevos temas a comentar.

De momento, crezcamos para adentro, es decir, dejemos que el tiempo pase. Más tarde, en el verano, llegará la cosecha. Antes, tienen que pasar los inviernos y las primaveras.

Como el grano de trigo, para dar doradas espigas, debe ser enterrado en tierra, crecer para adentro. Y recibir las lluvias tempranas o tardías, el sol y el aire. Un día, aparecerán las espigas.

Y cuando las espigas maduren, entrará la hoz en los campos, se harán gavillas, más tarde, se molerán en la era, y finalmente, se separará el grano de la paja.

La paja se meterá en los pajares y el grano en las paneras. Pero antes hay que crecer para adentro.

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domingo, 16 de febrero de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS

MÁS SUGERENCIAS


He recibido algunas sugerencias. 
Todas ellas interesantes. 

Espero otras, algunas más, 
para poder optar por las que 
sean más convenientes.

Hoy me limito a agradecer a quienes, 
día tras día, siguen mis “sencillas vivencias”.

Vivencias como sabéis pequeñas, ordinarias, 

de andar por casa, de la vida.

Espero algunas sugerencias más. Y con ellas 
echar andar. Seguro que me llegarán. 
De momento, toca esperar.


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sábado, 15 de febrero de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS

"COMENZAR DE NUEVO"


Ya estoy de vuelta. Otra vez la vida ordinaria. Otra vez a salir a la carretera. Otra vez a pedalear de nuevo. Una nueva etapa se abre a nuestros ojos, una nueva esperanza se divisa en lontananza. A comenzar de nuevo.

Por el camino, encontraremos las mismas dificultades de siempre, los mismos tropiezos que en ocasiones pasadas, también los mismos gritos de ánimo y las mismas ilusiones.

La meta, como siempre, al final de la carrera. Hasta llegar a ella, habrá que respirar aire, tomar fuerzas, no dejarse vencer ni por el frío, ni por el calor, ni por el miedo y seguir soñando.

¿Temas para estas nuevas vivencias? 

Espero sugerencias. En la medida de mis posibilidades, trataré de complacer vuestras peticiones.


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sábado, 8 de febrero de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS

TROZOS DE VALLAS MACHACADOS


Un día más he paseado por el tramo que bordea la variante que circunda las cocheras de las Villavesas. Es un lugar llano, de buen firme, de cemento liso, tranquilo. Se pasea, por tanto, sin preocuparse de tropezar en las piedras del camino.

Pues bien, entre la carretera y el paseo aludido, existe una valla de fuerte alambre, color verde. Está sujeta la valla en pequeños postes de hierro, también verdes, colocados cada dos metros. Todo esto hace que la valla en general se encuentre en perfectas condiciones. Pero existen tramos que están doblados, deshechos, machacados.

Cada vez  que los veo me pregunto cual habrá sido la causa de estos desperfectos. Y me digo: el viento no parece produzca estos desajustes; animales tampoco. ¿ A qué se puede deber?

Será cuestión de preguntar, me digo. Y eso hago. Me cruzo con un señor, de mediana edad, le saludo amablemente y le pregunto: ¿Sabe usted cuál es la causa de que estas vallas estén machacadas en algunos tramos?

Y enseguida, me dijo: “Los jóvenes, cuando salen de la sala de fiesta, que está allí (señaló con el dedo el lugar) y vuelven a sus casas, cuando pasan por aquí aporrean con palos las vallas y las destrozan. Ahora, eso sí, cuando lleguen a sus casas, allí no harán ningún daño”.

Me quedé satisfecho con la explicación, aunque para más seguridad, seguiré indagándolo en días sucesivos. Si recibo otras explicaciones, las colgaré aquí.


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viernes, 7 de febrero de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS

¿ES LO MISMO OÍR QUE ESCUCHAR?


No es lo mismo oír que escuchar. Oír es percibir los sonidos por medio del oído, escuchar, es aplicar el oído para oír algo. Esta pequeña diferencia la he observado claramente esta mañana, cuando hacía mi paseo cotidiano.

Caminaba por un hermoso paseo, ubicado junto a la variante de los túneles de Ezcaba. Un campo de barbecho a mi izquierda. Junto al barbecho, un seco maizal, movido por el viento. Un poco más al fondo, naves industriales.

A mi derecha, la variante. Al fondo, los túneles de Ezcaba y un amplio aparcamiento de Autobuses Urbanos. Cerrándolo todo, el Monte Ezcaba, pardo  y verdoso y algunas verdes retamas.

Y por la variante, coches y más coches, que se dirigen a sus respectivas metas. Durante bastante tiempo, oí y oí el runrún de los motores y el frotamiento de las ruedas por el firme de la carretera.

Monotonía. Siempre igual. Ruido, más ruido, primero lejos, luego, cercano, al fin, lejos; y de nuevo, nuevos ruidos que llegan, que pasan y se pierden.

Pero llegó un momento, en el que no sólo oía, es decir percibía los sonidos y ruidos por medio del oído, sino que me puse a escuchar, es decir, apliqué el oído para oír aquella orquesta de automóviles y camiones.

Fue entonces, cuando me dí cuenta perfectamente que una cosa es oír un concierto y otra cosa es escuchar un concierto. Una cosa es oír pasar coches a tu lado y otra cosa es escuchar coches que pasan junto a ti. Una cosa es oír un consejo, y otra cosa, muy distinta, es escuchar un consejo.


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jueves, 6 de febrero de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS

EL DEBER DE PASEAR


Sé que tengo que pasear todos los días. Así me lo recomiendan, de vez en cuando, los médicos y me lo recuerdan, constantemente, los que están cerca de mí. Pero esto no quita, que a veces, el tener que pasear cueste algo y a veces mucho.

Cuesta pasear, quizás más al principio, cuando después de un periodo de tiempo, más o menos largo, se ha dejado de hacer ejercicio. Después, cuando se le va cogiendo “cierto gusto”, pasear cuesta menos.

A todo esto, hay que añadir, que si el tiempo no acompaña, por frío, lluvia, viento, calor, disculparse de cumplir esta “sana medicina” que es el pasear, cueste todavía más.

Esto más o menos es lo que me ha pasado hoy. Me costaba salir a pasear, el viento que soplaba fuerte, me ayudaba a resistirme. Y si, además, las nubes se paseaban por encima de nuestras cabezas, amenazando lluvia, todo ello no eran más que rémoras al cumplimiento de un deber.

Pero esta vez, ojalá cunda, vencí las dificultades, las internas y las externas, todas; y me tiré al ruedo, es decir salí decidido a pasear. Y tuve suerte, las nueves dejaron ver el sol a ratos, el viento se fue amainando en cierta medida, por lo que el deseo de pasear fue creciendo.

Una hora estuve dándole que te pego a los pies. Saludé a viejos amigos, hablé con otros menos conocidos, encomendé a todos y cumplí con  la tarea felizmente. Una hora de paseo: el cuerpo más cansado, los pelos de la cabeza revueltos, pero al final, la satisfacción del deber cumplido.


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miércoles, 5 de febrero de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS

A COCHE VIEJO, 
AVERÍAS POR DOQUIER


Una vez más tuve que acudir al taller. Ahora era la radio que no encendía. Aproveché que no tenía que celebrar la Misa de las diez y, ni corto ni perezoso, saqué el coche del garaje donde pasa las noches y lo llevé al taller.

Le expliqué al técnico, en pocas palabras, el asunto que me traía por allí. Me dijo que volviera a la media hora o un poco más; que enseguida lo iba a arreglar.

Tardé una hora. Cuando llegué le pregunté al técnico; en dos palabras me explicó la avería. Se trataba de lo siguiente: se había fundido un fusible.

Me entregó la llave del coche. Le pregunté cuanto era el importe del arreglo. Me dijo que nada, que era un regalo de la casa. Le di las gracias y me dirigí hasta el coche.

No lo abrí. Sólo advertí el lugar dónde estaba. Iría más tarde a comprobar el arreglo. Cuando estoy escribiendo esto, todavía no he ido. Lo haré de inmediato.

Mañana, si procede os contaré el resultado. De momento a esperar. A espera y que no salga otra gotera por algún lado. Porque ya se sabe: “a perro flaco todas son pulgas” o lo que es lo mismo: “a coche viejo averías por doquier”.


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martes, 4 de febrero de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS

ES BUENO HACER AMIGOS


"No saludes a quien no conoces". Hoy me salté a la torera esta regla. Y saludé a un señor que curioso contemplaba el desbroce de un terreno para más tarde poder allí edificar. Y más tarde a otro.

Al primero le di los buenos días. Luego  le pregunté si sabía el motivo de aquel trabajo. Me dijo que estaban preparando el terreno para construir un nuevo Mercadona.

Seguimos hablando. Al final de la conversación éramos un poco amigos. Cuando nos veamos de nuevo, seguro que recordaremos nuestra vieja amistad. El señor me cayó muy simpático.

Seguí andando. La mañana estaña fría pero un sol claro suavizaba el ambiente. Mientras paseaba, iba pensando y musitando algunas jaculatorias. El ruido de los coches y de los camiones arropaban la intimidad personal.

A la vuelta, casi en el mismo sitio, encontré a otro señor que contemplaba entusiasmado el trabajo de una pala excavadora. Me paré a su lado. Le pregunté que si le divertía ver aquella pala, me dijo que sí. Y también me confirmó que allí iban  levantar un nuevo Mercadona.

Me despedí y seguí caminando hacia mi casa. Llegué feliz porque, al menos en la intención, había hecho un par de amigos aquella mañana  y me había enterado de algo que hasta entonces no sabía y que más tarde podría comunicar  a otros.


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lunes, 3 de febrero de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS

INFORMACIÓN POR LA CALLE


Hoy he subido andando al Centro de la Ciudad, es decir al Centro de Pamplona. Como todos los lunes, me he reunido con un buen grupo de sacerdotes, para recibir formación doctrinal, para mantener amistad sacerdotal y para compartir mesa y mantel.

Y después de la comida, una entretenida tertulia, donde se cuentan cosas apostólicas, asuntos familiares, quehaceres personales. De todo un poco en una extraordinaria fraternidad.

Antes de llegar a la casa donde solemos tener las reuniones, me ocurrió lo siguiente: había subido andando de Orvina, al llegar a la Plaza de toros, giré a la derecha y enfilé en línea recta la Calle de Carlos III, cara al Monumento de los Caídos.

Pues bien, antes de llegar a la Plaza del Gobierno de Navarra, me paró una chica para explicarme un proyecto de ayuda a gente necesitada. La escuché con atención hasta el final. Le prometí que haría propaganda del proyecto y le agradecí la información.

A penas había pasado el semáforo de la Plaza del Gobierno, me paró otra mujer, ésta un poco mayor, para explicarme otro proyecto. A ésta, le hice menos caso. Pero también le agradecí la información ofrecida.

Había llegado al número 51. A la puerta me esperaba un buen amigo. Nos saludamos. Juntos subimos al Piso. Luego, vino lo que arriba he indicado. Así, todas las semanas. ¡Que maravilla!

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domingo, 2 de febrero de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS

DIOS ES NUESTRO PADRE, TODOS SOMOS HERMANOS


Ayer me quedé sin batería y con el volante fuera de servicio. Lo intentamos arreglar, pero no fue posible. Esta mañana, lo hemos intentado de un nuevo. Pero nada. Así que desistimos. El  motor sí que arrancaba, pero el volante seguía bloqueado. Habrá que esperar al lunes.

Para subir al barrio de San Juan, tomé el autobús número siete. Es un recorrido largo pero no hay que hacer ningún transbordo. Quizás por eso, resulta más cómodo.

Durante el trayecto, que viene a durar casi media hora, me encontré con muchas personas. ¡Curioso! No conocía a ninguna. Gente mayor, personas más jóvenes, algunos adolescentes, también niños. Pues bien, todos desconocidos.

Ante esta realidad, me fui haciendo distintas preguntas:  ¿Merece la pena vivir entre tanta gente y no conocer a nadie? ¿No es más bonito, relacionarse con pocas personas, pero conocerlas a todas? ¿Qué es mejor, vivir en la ciudad o vivir en un pueblo?

Así iba reflexionando y no acababa de explicar los porqués arriba enunciados. Hasta que al pasar junto a una Iglesia, hice, como suelo hacer con frecuencia, una comunión espiritual. Y fue entonces, cuando se me iluminó la mente y encontré solución a mis preguntas.

La solución fue esta: Todos somos hijos de Dios y por lo tanto hermanos. Es decir, si yo conozco al Padre de todos, de alguna manera conozco a todos. Y fue en ese momento, cuando comencé a rezar por todos y por cada uno de los que me había tropezado en el camino.


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sábado, 1 de febrero de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS

COMENZAR DE NUEVO


Y otro día es hoy. Y  otro mes, pues hoy iniciamos el mes de febrero. Y además, también hoy, después de una larga temporada, he comenzado a pasear, a moverme. Una hora he estado paseando esta mañana, mañana lluviosa de invierno, pero muy agradable. No sé cuál era la temperatura, pero hacía bueno, se podía pasear a gusto.

Elegí un recorrido muy trillado para mí, es decir un recorrido hecho, antes más (como se dice aquí en Navarra), en muchas  ocasiones. Terreno llano, excepto un pequeño repecho a la vuelta. Eso es lo que aconsejan los médicos.

Y por el camino, lo mismo de siempre: las últimas hojas caídas de los árboles, ahora pegadas en el suelo; los coches que salpican con el agua estancada en pequeños charquitos, cuando pasan al lado de los que pasean; los campos de cereales, ya nacidos, con sus pequeños tallos al exterior, pero ahora crecen para adentro; los edificios quietos en sus sitios, más obscuros y más viejos, pero los mismos.

Y como el pasear, como el saber, no ocupa lugar, mientras he paseado he podido rezar, pensar, planear, cavilar, reflexionar, proyectar, sospechar, recelar… y mil cosas más que no son del caso.

En resumen: todo igual. Como si no hubieran pasado los meses, los años, el tiempo: “Precisamente tu vida interior debe ser eso: comenzar… y recomenzar” (San Josemaría en Camino 292).



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viernes, 31 de enero de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS

MAÑANA, SERÁ OTRO DÍA


Más de una vez, al comenzar a escribir o después de haber dejado algunas palabras o líneas de negro sobre blanco, ha llegado el momento de borrar todo lo escrito. Hoy ha sido uno de esos días, en que después de dibujar varias frases en la página blanca del ordenador, con suavidad y delicadeza, seleccionado lo escrito, ha desaparecido de la página en un instante.

No me gustaba lo escrito y decidí borrarlo. Lo borré y ya nunca más lo verán mis ojos. Cierto, que podía haber esperado un poco más, pero lo que son las cosas, cuando se tiene poco tiempo, se destruye con más facilidad que se construye.

Y aquí me encuentro, en esta situación un tanto misteriosa: no recordar lo que escribí y no saber lo escribir quiero. Derrumbar el edificio  construido y no saber levantar el edificio que ahora pretendo.

Y en estas condiciones, ¿qué es lo que sale? Pues ya lo estoy viendo y vosotros lectores ahora leyendo: palabras, palabras, palabras. Y poco más. Bueno sí, un blog más entre los cientos escritos.

Mañana espero tener las ideas más claras, más frescas y más útiles. Veremos si sale.


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jueves, 30 de enero de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS

IN LAETITIA, NULA DIES SINE CRUCE


Algunos dicen que ya han visto, este mes de enero, la nieve. Yo todavía no la he visto. En la ciudad todavía no ha nevado. Es verdad, que hace unos días, escribí que el ambiente olía a nieve, pero no ha nevado.

Es más, parece, según dicen los expertos, que sube la cuota de la nieve. Veremos. De hecho, ahora mismo, son las trece horas veinte minutos, luce el sol. Y aunque lo hace tímidamente, luce el sol.

Y el sol, como la luz, siembra alegría. Parece que las casas se crecen, que los árboles se animan, que las gentes caminan más erguidas. Y hasta las viejas palomas que pasean por la plaza lo hacen con un andar más acompasado.

Pero como dice el refrán, no es oro todo lo que reluce. Así, hoy no es todo sol, animación, alegría. Allá, no muy lejos, se cuelgan pardas nubes en el cielo. Nubes que contemplan la presa de la tierra y quizás no tarden mucho en atacarla con sus armas en forma de gotas.

Así es la vida: ráfagas de luz y nubarrones negros; destellos de claridad y obscuridad intensa. Sólo el alma puede permanecer impasible y por eso podemos decir, como escribíó San Josemaría muchas veces en su Apacta: : “In laetitia, nulla dies sine Cruce.


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miércoles, 29 de enero de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS

MAÑANAS DE INVIERNO


Hoy día 29 de enero, me gustaría escribir de luz y de sol, de alegría y de gozo, de sucesos bonitos y de historias hermosas. Pero no puedo. Salgo a la calle, intento buscar alguna sencilla vivencia, bonita, alegre, que me hable de estas cosas, pero no la encuentro.

Apenas me asomo a la puerta, tengo que embozarme, porque un frío cortante siega mis carnes. Doy dos pasos más, y me encuentro con un amigo aterido de frío y protegiéndose con su poca ropa.

Entro en los locales de Caritas y las buenas mujeres, voluntarias de la caridad, están ateridas de frío, mientras se mueven de un lugar para otro para espantar el frío que reina en los locales. Trato de encender la calefacción, pero aún tardará unas horas en subir la temperatura.

Ya en el coche, siento la frescura del volante, el remusgo que se cuela por las ventanas. Y para remate de esta situación, allí en la esquina de la Iglesia del Huerto, una joven gitanilla, acurrucada, aterida de frío, envuelta en una vieja manta, pide limosna a los transeúntes  que pasan indiferentes a su lado.

Un corto paseo y llego a la Clínica. Mucha gente. Personas escondidas en mismas, dialogando a través del móvil o la tablet con no sé qué seres fríos, invisibles.

Y a esperar, a esperar. Mañanas de invierno.


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martes, 28 de enero de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS

¿EXCEPCIÓN Ó REGLA?


Algunos días de invierno, aunque en duración, en horas, son como todos, sin embargo se nos hacen mucho más largos, tanto que parece que nunca se acaban.

En esos días, no vemos salir el sol por la mañana, ni lo vemos ocultarse por la tarde. Todo el día es lo mismo: cielo gris “panza de burra” y calles brillantes a causa de la lluvia. Da igual que sean las diez de la mañana, que las doce de medio día, que las seis de la tarde, todo el día es igual.

Tan es igual, que el desayuno parece comida y la comida merienda. Solo la cena se distingue un poco del resto de las horas. Y se distingue, porque a esas horas, un manto negro oculta las horas grisáceas de todo el día.

Hasta los pájaros lo acusan. Y lo acusan las plantas y lo acusan los colombios de las plazas. No hay niños que juegen en ellos, ni padres que acompañan a sus hijos más pequeños. Todo es distinto, y todo es diferente.

Por eso, tengo lástima de esos países en los que siempre es invierno, siempre es de noche, siempre es todo igual. No me gustaría vivir en esos lugares, me llenaría de tristeza.

En nuestra tierra es distinto: hay días grises, pero es una excepción, allí, en esos países donde no me gustaría vivir, es la regla. La diferencia es considerable.


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lunes, 27 de enero de 2014

SENCILLAS VIVENCIAS

AGRADABLE O DESAGRADABLE
DEPENDE


Se suele decir, que “nunca llueve a gusto de todos”. Significa este refrán que “siempre hay diferentes opiniones e interese distintos, entre distintas personas”.

Me ha venido a la memoria este refrán, porque apenas echo la mirada a la calle veo que le gente camina con los paraguas abiertos. Y lo hacen porque, lógicamente, está lloviendo.

Estoy seguro, que debajo de cada paraguas hay una opinión sobre la lluvia que cae del cielo: “qué bien esta lluvia para el campo”; “qué horror tanta agua, nos vamos a ahogar”, “que bien estas lluvias tempranas o qué bien estas lluvias tardías”; “qué latoso, no sale un día bueno, no hay que lo aguante”.

Y así hasta el agotamiento. Lo que para una persona puede ser deseado o placentero, para otra puede resultar desagradable o problemático, pues no es fácil hallar dos personas que sean siempre de la misma opinión.

¡Qué lo vamos hacer!

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http://www.youtube.com/watch?v=vOC7tzWRjLw