NOTA: AUNQUE SALE HOY, CORRESPONDE AL DÍA 29.
DÍA 29 DE JULIO DE 2011
COMENZAR Y RECOMENZAR
Cuando tenía prácticamente terminado el escrito de hoy, una mala pasada de mi “listo ordenador”, dio al traste con todo el trabajo. Y por más que intenté buscarlo, siempre obtuve calabazas. Tras el “pequeño disgusto”, me dije: “Más se perdió en Cuba”. Y aquí estoy dispuesto a construir la casa que se me acaba de derrumbar. También me acordé del n. 248 de Camino: "La vida del cristiano es comenzar y recomenzar".
Pues como iba diciendo o mejor escribiendo: hacía más de un año que no realizaba este paseo. Es un paseo, agradable, sencillo, casi llano. Una pequeña cuestecilla, fácil de salvar.
Después de un año, más o menos, sin pasar por estos lugares, me he dado cuenta que muy pocas cosas han cambiado. En el mismo lugar están los grandes almacenes, los carteles de anuncios, las ballas publicitarias, los bancos, los setos, las farolas. Todo sigue igual.
En el mismo lugar está la escalera de piedra que da acceso a una sencilla huerta rodeada de verjas y llena de árboles frutales. En el mismo lugar los campos de labranza, los senderos y atajos. En el mismo lugar está Arvena, zona de jardín y de plantas. Desde el olivo al avellano, desde la higuera al pino.
Algo sí ha cambiado. Ha cambiado el aparcamiento para coches delante de la Casa de Cultura de Burlada. Si hasta ahora, era un barrizal en vierno y una zona de tierra y polvo en verano, ahora es una zona embreada y señalada con rayas blancas.
También ha cambiado el jardín de infancia que construyeron hace unos años y que seguí con atención curiosa. Y si durante mucho tiempo ha sido simple construcción: paredes limpias, patios acristalados, hoy he podido contemplar a unos cuantos niños que montados en sus triciclos y con sus carretillas se divertían de lo lindo. En la fotografía de al lado puede verse una muestra.
Cuando tan solo me faltaban cinco minutos para llegar a casa, me encontré con el señor de las nueces, del que escribí hace un tiempo una estampa desde mi ventana. Le recordé aquel día, y le dije que la foto no había salido, etc. No importa, habrá que repetir, me dijo risueño.
Y él, que tenía ganas de hablar, comenzó a contarme cosas de su familia; historias de sus padres, de sus hijos, de sus hermanos; del viaje que hicieron él y su mujer a México. Me habló por supuesto de la Virgen de Gaudalupe.
Le escuché con calma. Y recé a su Angel de la Guarda y al mío. Para que nos acompañara en cada paso de nuestras vidas. Con una sonrisa en los labios se despidió de mi. Le deseé un buen día y seguí caminando.
Aquí termino el escrito de hoy. Me ha costado. Pero una vez más he puesto en practica aquel consejo: “La vida del cristiano es comenzar y recomenzar”. Estoy contento.
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